Burnout: ideas para no desestimar el estrés crónico en el trabajo

Una situación o persona de tu trabajo probaba tu paciencia todos los días, y esto te generaba altos niveles de estrés. Hasta que un día no pudiste soportar más. Quisiste renunciar, o simplemente no tenías ni una gota de voluntad para levantarte e ir a trabajar. Perdiste el ánimo y la motivación, y solo pensabas en cualquier excusa para evitar la situación o la persona que te provocaba esa sensación negativa. ¿Te suena familiar la experiencia? ¿La has vivido? Esta sensación específica se la conoce como síndrome de burnout, o síndrome de persona quemada.

Hoy en día, en la era en la que llenamos las sensaciones de etiquetas, es común que en medio de nuestras paranoias y neurosis podamos exclamar que padecemos de algún mal difícil de entender y tratar. Pero para evitar confusiones es mejor responder: ¿qué pasa exactamente en las personas que ciertamente padecen del síndrome de burnout? ¿Cómo se puede reconocer la llegada de este proceso de estrés crónico? Aquí hay algunas manifestaciones que pueden presentarse en una persona quemada laboralmente:

  • Sentimientos: Los brazos caídos, sensación de agotamiento, de derrota y de impotencia. Sientes que no hay remedio fácil para el mal que se te acumuló en el trabajo. Sientes prácticamente que estás cargando un enorme peso en los hombros que es muy complicado abandonar. Tu autoestima cayó en picada y tus ánimos de realización personal se ven comprometidos.
  • Comportamientos: Al momento de tener que tomar una decisión o de ejecutar una tarea, repentinamente parece que ya no la puedes hacer, eres errático y nervioso. La concentración que quizá en algún momento lograste tener hoy es casi imposible mantener. No toleras actitudes o inclusive simples palabras o instrucciones de alguien más, al punto de lanzar respuestas agresivas a terceras personas que nada tienen que ver con la situación que atraviesas.
  • Manifestaciones físicas: Lo más usual es que sientas dolor de cabeza y en algunos casos taquicardia. En casos extremos tu impotencia puede darte la sensación de falta de respiración. Muchos conocemos incluso que las emociones negativas fuertes debilitan el cuerpo de distintas formas al punto de no provocar, pero sí agravar cualquier enfermedad o padecimiento en la persona.

Todos los síntomas comentados recientemente los he estudiado desde mi campo profesional pero también los he vivido. He tenido taquicardia, junto con un comportamiento errático y una sensación de derrota incontrolable. En mi caso particular el síndrome de burnout se presentó por haber estado vinculado en un proyecto laboral fallido. Se me explicaron los términos y condiciones laborales y acto seguido, todas fueron irrespetadas sin reparo alguno. Transcurrió un largo tiempo en el que me vi envuelto en un mar de conductas agresivas, displicentes y contradictorias. Se me pedía que siembre manzanas pero que coseche zanahorias, o algo por el estilo. Intenté varias estrategias para lidiar con la situación, lo cual me mantuvo motivado dentro del proyecto, lamentablemente al final la situación fue insostenible y opté por retirarme.

No todos los episodios son iguales y no todas las reacciones y desenlaces fueron sostenidos por las mejores decisiones. Por eso es importante plantear estrategias concretas en el caso de que percibas el avance de un potencial episodio burnout. Darse cuenta a tiempo de esto puede evitarnos grandes lamentos. Algunas de estas estrategias son:

  • Modifica tu ambiente de trabajo y tu perspectiva: En la medida de tus posibilidades cambia de posición las cosas, cambia las personas que frecuentas y cambia la forma de efectuar tus procesos. Un borrón y cuenta nueva de tu ambiente de trabajo te ayudará a cambiar de perspectiva. Con una mirada diferente de parte tuya evitarás responsabilizar a otros por situaciones que probablemente también dependen de ti.
  • Haz que la comunicación fluya: Muchas veces se llega al límite del estrés porque no aprendemos a aligerar el enorme peso que cargamos por medio de nuestra lengua. ¿Qué significa esto? Quiere decir que muchas veces no somos hábiles expresando las situaciones que nos aquejan, o no encaramos con palabras los actos que no toleramos de alguna persona. Es difícil, pero si no empezamos a negociar en medio de los episodios que nos generan estrés, lo más probable es que la situación no vaya a mejorar. Usualmente en estos casos el silencio no ayuda mucho. 
  • Baja el acelerador: Si el problema viene por el hecho de dedicar muchas horas al trabajo entonces relájate, desacelera el ritmo, recrea tu mente en otras cosas. Las vacaciones y los tiempos libres deberán ser imprescindible para ti, aprovéchalos en otras cosas ajenas al trabajo. Sin un balance correcto, en lugar de incrementar tu producción terminarás quemando tus ideas y deteriorando tu salud.
  • Define el caos y organízalo: En algunas ocasiones el caos es necesario porque nos dirige al cambio y a replantearnos muchas ideas. Pero ten cuidado con vivir en una tormenta permanente a la cual ni si quiera le puedes colocar un nombre. Define donde está el caos en tu situación laboral y reprográmalo. Inicia agendas, escribe un paso a paso, esquematiza la salida de tus laberintos. Los métodos y el orden podrían ser importantes aliados a la hora de luchar contra un estrés severo.
  • Suelta y renuncia: Si el tiempo ha transcurrido y lo has probado todo, y notas que nada puede mejorar, entonces probablemente sea momento de soltar. A veces es mejor dejar ir ciertos trabajos que sacrificar salud mental y física. En la próxima ocasión busca nuevas oportunidades en donde el ambiente y las actividades vayan acorde a lo que esperas y a lo que toleras. Muchas personas que no tuvieron ninguna responsabilidad de caer en el síndrome de burnout se culpan y se sienten fracasados por haber atravesado tal episodio, pero es sumamente importante echar lejos esos pensamientos. Precisamente es el momento ideal para reprogramarse e iniciar una nueva etapa con mucha más fuerza. 

Todos tenemos un límite distinto de tolerancia al estrés. Algunas personas lo resisten inclusive por muchos meses y años. Pero, por otro lado, existen personas que ninguna situación laboral les resulta favorable, terminan en malos términos o huyen con desesperación. Si has renunciado de varios empleos de manera compulsiva a causa de un consistente y repetitivo estado de estrés, esto deberá servirte de alarma para reformular tu situación emocional en general, más allá del burnout. Acude a una consulta con un psicólogo clínico que pueda verificar los posibles orígenes de tus síntomas.

El síndrome de burnout es considerado un efecto importante producto de no haber reaccionado a tiempo y con responsabilidad ante riesgos laborales psicosociales. No desestimemos la intensidad emocional que pueden estar atravesando muchas personas o incluso nosotros mismos en los trabajos. Después de todo, el lugar de trabajo es donde uno transcurre gran parte de su día y lo mínimo que deberíamos esperar es un entorno equilibrado en donde se cultiven nuestras motivaciones y objetivos profesionales.

Referencias:

  • Moncada S., Llorens C. y Andrés R., Moreno N. y Molinero E. (2014) Manual del método CoPsoQ-istas21 para la evaluación y la prevención de los riesgos psicosociales en empresas. Barcelona
  • Jaramillo Intriago, F. E. (2018) Los Riesgos Psicosociales En El Derecho Del Trabajo: ¿una Figura Aplicable En El Derecho Ecuatoriano?. USFQ Law Review
  • https://www.trabajo.gob.ec/wp-content/uploads/2012/10/NT-25-Factores-y-Riesgos-Psicosociales.pdf